Iceta,
de nombre Miquel, ha ostentado hasta siete cargos diferentes en los años que
lleva introducido en la vida política; ser elegido Secretario General del PSC y
comenzar la debacle electoral del citado partido fue coser y cantar, pero ello no
quiere decir que no sea un señor simpático, bonachón y bailarín.
Últimamente se ha convertido en la hada
madrina de Sánchez, algo así como una
especie de asesor del bunkerizado Pedro, pero hay que tener cuidado con él, con
Iceta, porque tengo la percepción que es
algo gafe; no sé la causa, pero percibo fácilmente a los cenizos.
Cuando lanzó a los cielos su particular
plegaria, introduciendo a la divinidad por medio, en la que solicitaba al señor
NO que aguantase, a que nos salvara de la peste bubónica de Rajoy y del
Partido Popular y a que no cediese a las presiones, numerosos comentaristas -no
recuerdo si un servidor también- nos lo tomamos a guasa; y ahí lo tienen, a Sánchez
me refiero, jugándose el tipo en Ferraz y aguantando con sus leales Luena y
Hernando las acometidas del llamado sector crítico encabezado por Susana, oh
Susana, y la nueva autoridad del PSOE, de nombre Verónica.
Ahora el señor Iceta ha vuelto a realizar
otra petición, en esta ocasión a las fuerzas “progresistas” catalanas y en el
mismísimo Parlament de Catalunya, donde ha solicitado del honorable Puigdemont,
en el día que las CUP y el personal del feo Tardà han aprobado un nuevo
referéndum secesionista para el próximo año, que por favor les diga a los
suyos, o sea, a los antiguos convergentes de Artur, que voten SÍ a Pedro
Sánchez en el Congreso de los Diputados para ser investido Presidente de
Gobierno del otro trozo de España.
Esta nueva plegaria de Iceta ha venido
a enrarecer más, si cabe, el trajín que se trae el PSOE entre manos y, para más
inri, ha quedado clarividente que el señor NO, que por cierto actúa por “libre”
sin haber sido mandatado por Felipe VI, juega a todas las cartas, incluido el
comodín de la desfachatez soberanista.