Si esta mañana soleada me pusiese
a escribir sobre el famoso, y triste para nosotros, informe PISA, el dedicado a ver cómo va la
chavalería en las cuatro reglas, comprensión lectora y cuestiones más
complicadas me iba a coger un mosqueo que me nublaba el día; así que a la
espera del posible milagro Wert, ya
es tener fe, vayamos a otro asunto tal vez menos peliagudo y muchísimo más
interesante.
Pues
eso, que los expertos y expertas en neurología andan estudiando los cerebros de
la mujer y el hombre, y se están llevando sorpresas que pueden y deben
preocupar a esa especie de puros machistas que, nada más pensar en ellos,
consiguen que los primeros nubarrones oscurezcan algo esto que llaman despacho,
y que tan sólo es un almacenamiento de libros.
Si
siguen ahondando en el tema, que seguirán, llegaremos a la conclusión -hacía medio
siglo que un servidor había llegado- que la política llamada de igualdad se irá
al traste, pues ellas son más hábiles, listas y espabiladas que nosotros.
Es
la llamada energía femenina, queridos amigos que algunos de ustedes no poseen,
la que las hace superiores; de usted para mí, y sin que me tomen por “moña” -por
favor, ruego no se sonrían o cabreen- poseo parte de ella, y es por ello que
les caigo y me caen bien.
Cuando
el chaval es un mocoso que juega a “alto: manos arriba”, la chica de su edad
anda convirtiéndose en una mujer de pies a cabeza y con capacidad de crear,
parir quiero decir; ese adelanto, a favor de ella, en el tránsito que va desde
la niñez a la adolescencia, va a permanecer en la mujer durante toda la vida, y
ello a pesar de que el chico aumente, musculatura, fuerza e instintos
primarios.
Ya
decía Moore: “Disfracemos como queramos nuestro cautiverio, es la mujer quien nos
gobierna todavía”. Y lleva toda la razón, es ella la que nos engatusa,
cuida, nos ama y gobierna, y todo lo hace al mismo tiempo; esa es su gran
virtud: su capacidad de hacer varias cosas a la vez.
Nuestro
pobre cerebro “trabaja” bien, pero no somos ambidiestros; ellas, por el
contrario, encierran todo un paraíso en el espacio que abarca sus manos.
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