La única forma de no tener que
pedir perdón es no meter la pezuña en cualquier asunto, pero muy especialmente
en política. No entiendo muy bien como gente cazurra y sin el menor, que es el
mayor, sentido común se introduce en la selva de intentar salvar al pueblo, de
hecho o palabra, con sus simplonas acciones.
Esto
le ha ocurrido al concejal del Partido Popular, no digo señor, para no tener
que decir con “perdón”, Francisco Natera de la localidad de Vélez, uno de los
más importantes pueblos de Málaga; semejante criatura, vicioso al máximo de eso
que llaman red social, más concretamente de eso denominado twiter, se ve que ha
estado rumiando cómo pasar a la historia con un mensaje lanzado a los océanos
desde Torre del Mar, lugar que debería ser considerado localidad independiente
de Vélez, y desde un chiringuito cualquiera, lugar donde uno debe permanecer si
desea degustar buenos espetos, calamares a la plancha, cigalillas fresquísimas
y algún boquerón al limón, desde ese lugar, el concejal Natera ha enviado a
todos los parados y desempleados de España y alrededores, las siguientes
alentadores palabras que transcribo literalmente. “La crisis está acelerando
una tendencia: que los españoles disfruten de sus días de descanso durante todo
un año en lugar de sólo un mes”, y el Alcalde no le ha pedido la dimisión y el
pueblo no lo ha corrido a gorrazos por las calles de Vélez.
Querido
lector, por favor, póngase a pensar semejante aberración extraída de un
personaje que ha sido votado por parte de los habitantes de un pueblo. En qué
estado se encontraría el concejal Natera para escribir semejante sinfonía de
idioteces. Pero cómo es posible que semejante sujeto no se encuentre ya de
patitas en la puta rue y, además, para cachondeo del veleño que se pasa todo el
año con las manos en los bolsillos canturreando “el huerfanito”, pida perdón.
A
la calle señor alcalde, a la calle debe gritar la oposición, a la calle debe
oírse por boca de los parados, esposas e hijos de los desheredados, a la calle
hombre, a la calle señor Natera, pues nada más que la calle se merece un hombre
que o bien es un palurdo o bien es alguien que se mofa de sus vecinos.
Aquí
no hay perdón que valga, que ya está bien que además de ser cornudo y sumiso,
el pueblo salga apaleado.
Don José, todo puede ir manifiestamente a peor. Porque no saben hacerlo, ni tampoco decirlo. Un desastre. Además hablándome Vd. de Torre del Mar, una población que yo quiero especialmente. Me produce congoja y rabia. Le cuento, si no le importa; hace ahora 40 años, con la crisis del petróleo se produjo una crisis de turismo. España había pasado de los siete millones de turistas del año 62 a veinticuatro millones del año 70. Pero en 1973 vino la crisis y el turismo bajó. Pero bajaron mucho más los servicios turísticos de Torre del Mar. Los hosteleros tenían un trato despectivo en contra de los turistas, como si los que habían quedado tuviesen la culpa. Hasta que un empresario sensato reunió a todos los empresarios terreños y les dijo: “O cambiamos, o acabamos con la gallina de los huevos de oro. Don José, estos imbéciles mensajeros del terror, ya los había oído hace 40 años.
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